Seguro que todos hemos escuchado esa palabra alguna vez. Es posible que incluso en referencia a alguna persona (espero que no a ninguno de vosotros). Y desde luego en ese caso, las connotaciones son bastante negativas. El término se aplica a organismos que se benefician en detrimento de otros durante un período prolongado de tiempo. Es importante señalar que esa relación se mantiene en el tiempo, para excluir otros conceptos como el de depredador (un león no es un parásito). El ejemplo más cotidiano es el de esos pequeños insectos que suelen aparecer en las cabezas de los niños en el colegio: los piojos. Pero hay más tipos de parásitos, algunos de ellos bastante curiosos, como pueden ser los del reino vegetal. Hay plantas que son parásitas de otras plantas, podríamos incluso decir que son plantas “herbívoras”. Así que la próxima vez que veas muérdago, recuerda que es un parásito que se está alimentando a costa del árbol sobre el que crece.
Un buen parásito, generalmente no tiene interés en acabar con la vida de su anfitrión, sobre todo si se trata de un parásito obligado (que no puede subsistir sin el huésped). Por ello, si el parásito está bien adaptado a su víctima, le producirá algunos perjuicios, pero no tan graves como para ocasionarle la muerte. Sin embargo, hay parásitos que requieren de la muerte del huésped para continuar su ciclo vital, como algunas larvas de avispas (o alien, el octavo pasajero), o incluso para alimentarse. Pero en general, si consideramos las poblaciones tanto del parásito como del huésped, habrá número más que suficiente del segundo para permitir la existencia del primero, ya que si en algún caso la población de parásitos creciera demasiado, podría suponer el fin de ambas especies.
Algunos memes podríamos considerarlos como parásitos de nuestros cerebros, ya que pueden ser dañinos. Utilizan toda nuestra maquinaria cerebral para reproducirse y extenderse entre la población. Y el que mejor se adapta al ambiente que le rodea, mejores posibilidades de éxito tiene. También los políticos, como clase separada de la sociedad civil, pueden englobarse dentro de esta categoría.
Tíos listos los parásitos.
Un buen parásito, generalmente no tiene interés en acabar con la vida de su anfitrión, sobre todo si se trata de un parásito obligado (que no puede subsistir sin el huésped). Por ello, si el parásito está bien adaptado a su víctima, le producirá algunos perjuicios, pero no tan graves como para ocasionarle la muerte. Sin embargo, hay parásitos que requieren de la muerte del huésped para continuar su ciclo vital, como algunas larvas de avispas (o alien, el octavo pasajero), o incluso para alimentarse. Pero en general, si consideramos las poblaciones tanto del parásito como del huésped, habrá número más que suficiente del segundo para permitir la existencia del primero, ya que si en algún caso la población de parásitos creciera demasiado, podría suponer el fin de ambas especies.
Algunos memes podríamos considerarlos como parásitos de nuestros cerebros, ya que pueden ser dañinos. Utilizan toda nuestra maquinaria cerebral para reproducirse y extenderse entre la población. Y el que mejor se adapta al ambiente que le rodea, mejores posibilidades de éxito tiene. También los políticos, como clase separada de la sociedad civil, pueden englobarse dentro de esta categoría.
Tíos listos los parásitos.
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