domingo, 15 de julio de 2012

Interruptus LVII: Carta abierta a los funcionarios (y demás ciudadanos)

Artículo publicado originalmente en Respública, Libertad y Democracia.

Estimados compañeros funcionarios (y demás conciudadanos):

El patio de los organismos y administraciones públicas empieza a estar soliviantado. El ambiente se caldea más de lo debido, sobre todo a tenor de las últimas medidas anunciadas que implican recortes en los sueldos de todos los empleados públicos, y que afectarán desde a los funcionarios de carrera hasta el último becario que trabaje en la administración. Salvo a los de siempre, claro, sus señorías apoltronados en los sillones del Congreso (no importa el signo político).

Ya se oyen voces y consignas de movilizaciones, de indignación, empiezan las primeras protestas de forma espontánea. Los sindicatos, los mismos que se mantienen con las subvenciones estatales y han callado cómplices hasta ahora, se frotan las manos y se rasgan las vestiduras, ansiosos por rentabilizar la situación y demostrar que aún tienen poder en este remedo de país, listos para echar ahora un pulso al gobierno, aprovechando el cabreo generalizado. Todo ello para después poder vendernos de nuevo por treinta monedas de plata y presionar para mantener sus subvenciones (o al menos, que no les recorten demasiado).

No somos el único colectivo que está sufriendo recortes ni una merma en su poder adquisitivo. Los autónomos acaban de encontrarse también con una subida del 6% en las retenciones del IRPF. Estaba entre la letra pequeña de las medidas anunciadas, pero nadie se ¿acordó? de comentarlo. No voy a extenderme sobre los demás colectivos que están encontrando problemas, un goteo continuo de malas noticias, acompañadas de una terrible desazón y sensación de impotencia. Y dejaremos la subida de impuestos para otro momento.

“Hay que hacer algo”. “Esto no puede seguir así”. Son las frases más habituales y comunes que estoy escuchando los últimos días. Pero no se puede tomar un camino equivocado, y caer en los mismos tópicos y errores que otros colectivos (¿recordáis a los controladores aéreos [sin valorar lo justo o injusto de sus reivindicaciones]?). Todo lo que no sea atacar el fondo del problema, la raíz de todos los males de este país, está condenado al fracaso. De un modo u otro, a corto, medio o largo plazo, acabará con las energías, las fuerzas y las esperanzas de todos los que se embarquen en una empresa sin posibilidad de cambio real. Y la única forma de cambiar las cosas pasa por derribar el edificio institucional actual (partidocracia), podrido hasta sus entrañas, y edificar uno nuevo (democracia formal). Una nueva estructura donde los ciudadanos podamos controlar a los políticos, donde haya representación real de los electores y separación efectiva de los poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial). Donde los partidos políticos y los sindicatos no pertenezcan al Estado (no estén subvencionados), y se mantengan exclusivamente con las cuotas de sus afiliados, devolviéndolos a la sociedad civil, de donde no debieron salir. Sólo con esas herramientas, será posible que los ciudadanos podamos solucionar los problemas que nos afectan, seamos funcionarios, autónomos, mineros o controladores aéreos. Y para construir tales herramientas, es necesario un PERÍODO DE LIBERTAD CONSTITUYENTE. Mientras no nos unamos TODOS los colectivos y ciudadanos EN UN CLAMOR COMÚN POR ESE OBJETIVO, lo único que estaremos haciendo, a fin de cuentas, es gritar “¿Y qué hay de lo mío?”. Y yo me considero primero ciudadano, después investigador, y por último funcionario. Así que no estoy dispuesto a derrochar mis energías en unas reivindicaciones particulares que no van a llegar a ningún sitio, más que a enfrentamientos estériles con la casta política y con otros sectores de la sociedad, haciendo realidad una vez más la famosa cita de Julio César: Divide et vinces.

Alejandro Pérez
Ciudadano, investigador y funcionario