Por fin, acabo de ver el montaje final de Balde Runner. Mientras escribo esto, aún resuenan en mis oídos las últimas palabras de Roy Batty y el portazo final del ascensor, que da paso a las primeras notas del famoso tema de Vangelis. Y aunque me sigue gustando la voz en off de la versión estrenada en el cine, desde luego prefiero el final elegido por el director, menos comercial y más dramático, más real.
Cada vez que veo esta película otra vez, encuentro algo nuevo, alguna frase, algún detalle que se me había pasado. Y esta vez, la he visto desde una nueva perspectiva, la de la memética, lo cual me ha enriquecido más al añadir un punto de vista adicional. En primer lugar, el problema de fondo de los replicantes es precisamente su carencia de memes. No tienen recuerdos, no han desarrollado una personalidad estable, un memeplex, que les permita soportar sus emociones. Por eso enloquecen con el tiempo, y la Tyrell Corporation decidió limitar su existencia a cuatro años. Pero aquí surge el nuevo inconveniente: en esos cuatro años son capaces de llegar a crear una personalidad, un esbozo de "yo", toman conciencia de su individualidad y de su existencia. Y no quieren morir. No tan pronto. No sin descendencia. No sin replicarse. Se vuelven "más humanos que los humanos", como reza el lema de su creador, el Dr. Eldon Tyrell. Y Roy Batty nos lo confirma con su último meme, que se ha convertido en todo un clásico, quizá lo único que consiguió replicar para la posteridad: ninguna de sus experiencias, ninguno de sus recuerdos, nada de lo que ha aprendido, ninguno de sus memes en definitiva, tendrá continuidad. Todos morirán con él. Todos los replicantes, los genéticos, los meméticos y sus compañeros de odisea, terminan sus días con Roy Batty.
Es en esos últimos minutos, en los que la vida se le escapa de entre los dedos, cuando Roy Batty aparece ante nuestros ojos como un semejante, como un humano. Como diría un buen amigo mío (mi hermano memético), Roy Batty se vuelve recursivo: nosotros nos identificamos con él y él se identifica con nosotros, se convierte en un espejo en el que nos podemos reflejar. Y a través de la tristeza que despierta su tragedia, en el fondo lloramos por nuestro final, porque también nosotros nos perderemos en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de vivir.
domingo, 27 de enero de 2008
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4 comentarios:
Ya sabes que a mí no me gusta hablar de mí ni que otros hablen de cómo estoy hablando de mí. Sin embargo, las lágrimas en la lluvia y tu frase de "hermano recursivo" me han vuelto un replicante. Y por eso te replico: gracias
El que firma los anónimos
Ya sabes que las gracias no son necesarias entre nosotros, al menos no las formales, que sí las humorísticas ;)
Y a ver si podemos realizar una nueva actualización e intercambio de memes, que tengo ganas de saber en qué estado se encuentra Mónaco.
Fase de revisión. Acabado y en manos de Julián. Pendiente de su respuesta
El que firma los anónimos
Interesante... si buscas en google abstencion 9 marzo la séptima entrada que aparece es en mi blog. Positifo, siempre positifo!
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