miércoles, 4 de febrero de 2009

Interruptus XLI: La emocionante vida del investigador español

Este artículo se publicó en dos entregas en el Diario de la República Constitucional (ediciones del 02-02-09 y 04-02-09). Por medio de un pequeño relato ficticio (pero basado en hechos muy reales), he tratado de desbaratar el romántico meme que envuelve la vida del investigador (reflejado en la cita de Mark Twain). Es más duro cuando la propia experiencia (al menos en España) destruye ese meme.

INVESTIGAR POR UN DÍA

¿Qué es lo que nos proporciona el más noble placer? ¿Qué es lo que más que ninguna otra experiencia hace que el pecho de un hombre se infle de orgullo? ¡El Descubrimiento! Saber que caminas por donde nadie antes ha caminado; que estás contemplando lo que nunca antes ningún ojo humano ha contemplado; que estás respirando una atmósfera virgen. Dar a luz una idea, descubrir un gran pensamiento...” (Mark Twain).

Mark Twain en el laboratorio de Nikola Tesla

Hoy ha llegado un poco más temprano de lo habitual. Tiene que terminar la memoria del proyecto y cargarla en la aplicación telemática del Ministerio para que quede registrada la solicitud. Después, podrá entrar un rato al laboratorio y mirar algunas muestras en el microscopio confocal. Los resultados prometen ser muy interesantes y apenas puede esperar para confirmar las primeras observaciones que hizo seis meses atrás. Pero como es de esperar, la aplicación telemática no funciona. Un trabajo que debía de tardar escasos minutos se transforma en un suplicio interminable de más de dos horas. Llama al Ministerio, pasa por varios departamentos, y al final comunica con el servicio técnico de la web: el servidor está saturado y no saben cuanto tardará en arreglarse.

M
ientras tanto, Isabel ha venido a buscarlo. Ha tenido algunos problemas con los últimos experimentos, y parece que es por la rotura del equipo de purificación de agua. Aprovecha la hora del café para tratar el tema con ella. No parece muy profesional discutir sobre una tesis en la cafetería, pero al menos no molesta a los compañeros con los que comparte el despacho. A ver cómo pueden solucionar lo del equipo: el poco dinero que queda del proyecto no puede dar para reparar el purificador y renovarle a Isabel su contrato a tiempo parcial para que termine la tesis. Dejará las muestras del confocal para después del café.

Al volver, el servidor del Ministerio sigue caído, pero parece que ha recibido un e-mail urgente desde el servicio de investigación. Le comunican que el informe sobre la ayuda a la investigación concedida el año pasado no ha sido entregado en la fecha requerida, por lo que debe devolver el importe de la misma. Debe haber un error, el informe lo había enviado con más de dos semanas de antelación para que lo firmara el representante legal de su institución. Al parecer, el presidente no firmó el informe dentro del plazo porque estaba de vacaciones en Perú. ¿Y ahora qué?

Isabel entra de nuevo: los alumnos esperan para la clase de prácticas. Tendrá que solucionarlo más tarde. La clase resulta decepcionante. Veinticinco alumnos en un laboratorio y sólo un microscopio. Imposible poder mantener la atención ni captar el interés de todos ellos. El año que viene las prácticas serán a base de fotografías proyectadas con audiovisuales. Al menos, así verán algo. Al final, uno de ellos se queda a preguntar si puede entrar como alumno colaborador y hacer algunas prácticas voluntarias, pues le gusta la investigación y trabajar en un laboratorio. Le dice que sí, pero mientras lo hace, nota como algo se le rompe por dentro. Las muestras siguen esperando en el arcón congelador, junto al microscopio.

Hoy toca quedarse a comer otra vez. Es urgente terminar con la aplicación telemática del proyecto y solucionar el informe de la ayuda. De vuelta en la cafetería, su amigo Andrés le comenta la última barrabasada del Ministerio: los becarios adjudicados a los proyectos hay que cofinanciarlos con parte del dinero del mismo proyecto. Andrés se está planteando renunciar al suyo. No puede mantener un becario y un técnico de laboratorio en esas condiciones. Para una vez que le asignan un becario…

Parece que ya se ha arreglado lo del servidor del Ministerio, pero el proceso de carga va muy lento. Sólo queda media hora para que acabe el plazo de la convocatoria, pero no puede hacer sino esperar. Mientras, vuelve a llamar al servicio de investigación, para ver cómo solucionar lo de la ayuda, porque el dinero estaba gastado casi antes de recibirlo. Tiene suerte esta vez: ha dado con una chica eficiente que le da algunas recomendaciones. Implicarán ciertos “chanchullos” y favores por parte del OPI, pero a fin de cuentas, ambos organismos dependen del mismo partido que ganó las elecciones: uno a nivel regional y otra a nivel nacional. Lo que peor va a llevar es tener encima que pedir favores y suplicar porque alguien no cumplió con su obligación en un determinado momento. Mañana se pondrá manos a la obra.

Ya se ha cargado la memoria del proyecto en la aplicación, pero ha salido un informe de error. Imposible saber si lo ha hecho a tiempo o no. Sólo queda esperar, y si reclaman desde el Ministerio, enviar toda la documentación en papel. A fin de cuentas, siempre la piden después en papel, se haya rellenado o no la aplicación telemática.

Es tarde. Las muestras deberán esperar hasta mañana. Tiene algo de tiempo antes de que se abra el plazo de la nueva convocatoria de acciones para la investigación internacional. Pero aún puede hacer una pequeña búsqueda bibliográfica, a ver qué novedades han aparecido en su campo de trabajo.

Tenía razón en su hipótesis. Los resultados preliminares apuntaban en esa dirección. Lástima que no tuvo tiempo para comprobarlos y ratificarlos. Ahora ya es tarde. El cuarto artículo en la lista de referencias bibliográficas de su búsqueda describía todo el proceso que él llevaba dos años tratando de completar. Lo habían realizado en tres meses.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya te dije que me parecía un excelente relato-real. Y ahora mejorado con la frase de Twain y su toque Tesla.

El que firma los anónimos

Rompememes dijo...

Gracias. Sigo dándole vueltas a lo de enviarlo a algún otro diario, pero no puede ser como carta, ya que son muy estrictos respecto a la extensión y no quiero que me mutilen el texto.

Anónimo dijo...

Joé, aquí todo el mundo escribe que te cagas.
Me tendré que conformar con leeros a tod@s......Primero tendré que aprender a leer, claro.

Salu2